domingo, 24 de mayo de 2009

AGOTE y la transfusión de sangre



Luis Agote


(Buenos Aires, 22 de septiembre de 1868 – 12 de noviembre de 1954),
Médico e investigador argentino.

Según antiguas referencias, quien primero logró transfundir sangre con buen éxito de un ser vivo a otro, fue el cirujano inglés Lower, que cumplió la experiencia en 1665 utilizando perros.
Fue ése el punto de partida de una serie de intentos similares que depararon no pocos desenlaces mortales, por lo que la transfusión sanguínea entre seres humanos permaneció largo tiempo en el umbral de lo inalcanzable.

Tal situación comenzó a cambiar hacia 1900, cuando el norteamericano Landsteiner descubrió los grupos sanguíneos y el francés Alexis Carrel preconizó la transfusión directa.

De todos modos subsistían diversos problemas derivados de una dificultad aparentemente insuperable: la coagulación. La única forma de transfusión era la directa, que se practicaba conectando el torrente circulatorio del dador al del receptor mediante conductos de goma y otros implementos; ello imponía efectuar una serie de malabarismos quirúrgicos y salvar un sinnúmero de inconvenientes, entre ellos el de no poder controlar con exactitud la cantidad de sangre transfundida.

Por lo demás, el método suponía en aquel entonces algunos riesgos bastante serios para el dador, que corría el peligro de sufrir embolias, contraer enfermedades infecciosas o debilitarse demasiado.
La solución, buscada por los médicos de todo el mundo, consistía en impedir la coagulación.

En procura de esa solución investigó el doctor Luis Agote, médico argentino, nacido en 1869 y diplomado en 1893, al egresar de la Universidad de Buenos Aires.
El inquieto espíritu que lo animaba lo llevó a ejercer la docencia y a militar políticamente, pero su nombre pasó a la historia asociado al notable resultado de su labor investigadora.

Comenzó a estudiar el modo de mantener la sangre licuada, secundado por el laboratorista Lucio Imaz; entre los caminos que se abrían a la investigación estaba la posibilidad de añadir a la sangre algún elemento que impidiera su coagulación sin alterar sus componentes ni acarrear consecuencias nocivas para quien la recibiera.

Al cabo de una paciente pesquisa, Agote y su ayudante descubrieron que el citrato de sodio cumplía las condiciones requeridas y resultaba totalmente inocuo para el organismo, aun administrado en dosis elevadas.

La demostración definitiva de su efectividad se llevó a cabo el 14 de noviembre de 1914, cuando hubo que salvar la vida de una parturienta que se hallaba en difícil trance a causa de una intensa hemorragia.


El dador fue José Machia, portero del hospital Rawson, quien donó 300 centímetros cúbicos de su sangre que fueron transfundidos a la paciente ante la expectación de varios médicos que asistían a la experiencia.
El concienzudo accionar de Ernesto Merlo, encargado de efectuar la transfusión, fue seguido atentamente por el doctor Agote, así como por el decano de la Facultad de Medicina, el rector de la Universidad, el director de la Asistencia Pública, el intendente municipal y otros académicos, profesores y médicos.

Tres días más tarde la enferma, totalmente restablecida, abandonaba el Instituto Modelo de Clínica Médica del Hospital Rawson, donde se realizó la operación, y la novedad era telegrafiada a todos los rincones del mundo y a las naciones beligerantes de la primera guerra mundial.


De "Hombres y Hechos en la Historia Argentina"





LUIS AGOTE

Primera transfusión de sangre citratada: Hospital Rawson, 9/11/1914.


Luis Agote
(Buenos Aires, 22 de septiembre de 1868 – 12 de noviembre de 1954)
Médico e investigador argentino.

Biografía

Hizo sus estudios secundarios en el Colegio Nacional Central (actual ColegioNacional) de su ciudad natal. Ingresó a la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires en 1887, donde se graduó de médico en 1893 con una tesis sobre hepatitis supurada. En 1894 asumió como Secretario del Departamento Nacional de Higiene y en 1895 se hizo cargo de la dirección del lazareto de la isla Martín García.

En 1899 fue designado Médico de Sala del Hospital Rawson (ciudad de Buenos Aires), donde más tarde fue Jefe de Sala. En 1905 fue nombrado Profesor Suplente de la Facultad de Medicina y en 1915 Profesor Titular de Clínica Médica de la Universidad de Buenos Aires, cátedra esta última que tuvo a su cargo hasta su renuncia en 1929. En 1914 fundó el Instituto Modelo de Clínica Médica del Hospital Rawson, donde llevó a cabo un vasto programa de investigación, enseñanza
profesional y asistencia a enfermos. Allí fue donde desarrolló y puso en práctica el método de conservación de sangre para transfusiones por adición de citrato de sodio.


La vocación de servicio de Agote no se agotó en la medicina. Actuó desde joven en la vida política argentina. Fue electo Diputado y Senador en la provincia de Buenos Aires y dos veces Diputado Nacional (1910 y 1916).
Desde esta última banca fue autor de leyes como la creación de la Universidad Nacional del Litoral, la anexión del Colegio Nacional de Buenos Aires a la Universidad de Buenos Aires y la creación del Patronato Nacional de Menores Abandonados y Delincuentes.

Escribió sobre temas médicos y sanitarios, literarios e históricos, siendo algunas de sus obras Nuevo método sencillo para realizar transfusiones de sangre (1914);
Estudio de la higiene pública en la República Argentina, memoria del Departamento Nacional de Higiene; La úlcera gástrica y duodenal en la República Argentina (1916); La litiasis biliar (1916); Ilusión y realidad (poema); Augusto y Cleopatra; Nerón, los suyos y su época. Una psicopatología del emperador romano (1912); Mis recuerdos.
Gran parte de su obra médica fue publicada en los Anales del Instituto Modelo de Clínica Médica.

A lo largo de su vida recibió múltiples distinciones, entre otras:
Profesor Honorario del Colegio Nacional y de la Universidad de Buenos Aires;
Miembro Honorario de la Academia Nacional de Medicina;
Presidente Honorario de la Academia Nacional de Bellas Artes, de la Asociación Tutelar de Menores y del 8º Congreso Nacional de Medicina.
La República de Chile lo distinguió, en 1916, con la Orden al Mérito.

Agote falleció en la ciudad de Turdera (calle Pieri 311) el 12 de noviembre de 1954.
Para honrar su contribución a la Medicina se bautizó con su nombre a una calle, una Escuela Nacional de Comercio, el Instituto Modelo de Clínica Médica, el Instituto Nacional de Protección de Menores, el Centro de Hemoterapia del Hospital de Clínicas —todos de la ciudad de Buenos Aires— así como a escuelas primarias, centros de hemoterapia y bancos de sangre de todo el país. Sus restos descansan en el cementerio de la Recoleta.


La transfusión de la sangre

Desde tiempos remotos se creyó que la sangre era factor de salud y fuerza, y en algunas culturas se daba a beber sangre humana para vigorizar o reanimar enfermos.
Hay evidencias de que en la Roma Imperial se usaba la sangre de los gladiadores heridos en la arena para la curación de la epilepsia. La idea de la transfusión de sangre ya existía en 1056, cuando Jerónimo Cardano de Basilea, en su obra De Rerum Varietate, sugirió reemplazar la de los delincuentes.


Primeras transfusiones registradas

La primera transfusión de sangre registrada fue la hecha entre perros por el médico inglés Lower alrededor de 1666.
En 1667 el científico francés Juan Bautista Denys hizo una transfusión a un ser humano usando sangre de carnero.
En el siglo XIX se hicieron experiencias de transfusión directa de sangre entre personas, a veces con consecuencias fatales por la ignorancia de las incompatibilidades sanguíneas. La delicada tarea se llevaba a cabo conectando la arteria del dador con la vena del receptor a través de una complicada intervención quirúrgica.
Se necesitaba un lugar con asepsia extrema, no se podía medir con precisión la cantidad de sangre transferida, el dador necesitaba mucho tiempo para recuperarse y se exponía a riesgos
como infecciones, embolias y trombosis.

En el año 1900 el investigador austríaco Karl Landsteiner identificó algunas de las sustancias sanguíneas responsables de la aglutinación de los glóbulos rojos, logrando por primera vez identificar grupos sanguíneos y algunas de sus incompatibilidades.

Las transfusiones directas todavía se practicaban a comienzos del siglo XX porque era imposible conservar la sangre extraída inalterada para su posterior uso. Al cabo de pocos minutos (de seis a doce) comenzaba su coagulación, manifestada inicialmente en un aumento gradual de viscosidad que terminaba con su casi completa solidificación.
La coagulación es una defensa del organismo para taponar las heridas y minimizar las hemorragias. Hoy se sabe que un coágulo está casi totalmente formado por eritrocitos sujetos por una red de filamentos de fibrina. La fibrina no existe normalmente en la sangre, se crea a partir de la proteína plasmática fibrinógeno por la acción de la enzima trombina. La trombina, a su vez, no está naturalmente presente en la sangre, se genera a partir de una sustancia precursora, la protrombina, en un proceso en que intervienen las plaquetas, algunas sales de calcio y sustancias producidas por los tejidos lesionados. Como los coágulos no se generan si falta cualquiera de estos elementos, la adición de citrato de sodio (que elimina de la sangre los iones de calcio) evita su formación.


La investigación de Agote

Luis Agote, preocupado por el problema de las hemorragias en pacientes hemofílicos, encaró el problema de la conservación prolongada de la sangre con la colaboración del laboratorista Lucio Imaz.
Sus primeros intentos, como el uso de recipientes especiales y el mantenimiento de la sangre a temperatura constante, no dieron resultado. Buscó entonces alguna sustancia que, agregada a la sangre, evitara la coagulación. Luego de muchas pruebas de laboratorio in vitro y con animales, Agote, aunque sin conocer el origen bioquímico del comportamiento, encontró que el citrato de sodio (sal derivada del ácido cítrico) evitaba la formación de coágulos. Esta sustancia, además, era tolerada y eliminada por el organismo sin causar problemas ulteriores.



La primera prueba con personas se hizo el 9 de noviembre de 1914, en un aula del Instituto Modelo de Clínica Médica, teniendo como testigos al Rector de la Universidad de Buenos Aires, Epifanio Uballes, el decano de la Facultad de Medicina, Luis Güemes, el Director General de la Asistencia Pública, Baldomero Somer, y el intendente municipal, Enrique Palacio, además de numerosos académicos, profesores y médicos.
Durante la misma un paciente que había sufrido grandes pérdidas de sangre recibió la transfusión de 300 cm3 de sangre previamente donados por un empleado de la institución y conservados por la adición de citrato de sodio. Tres días después el enfermo, totalmente restablecido, fue dado de alta.

Luis Agote, lejos de los centros científicos más importantes y avanzados, logró resolver el problema de las transfusiones que angustiaba a los miles de médicos reclutados por los ejércitos europeos durante la Primera Guerra Mundial. Fue un gran aporte a la medicina mundial, que contaría desde entonces con un método de transfusión de sangre simple, inocuo y fácil de ejecutar por un profesional idóneo.
El periódico estadounidense New York Herald publicó una síntesis del método de Agote y percibió sus proyecciones futuras, afirmando que tendría muchas otras aplicaciones además del tratamiento de hemorragias agudas.


Otros investigadores

Ya finalizada la Primera Guerra Mundial, el belga Albert Hustin (Academia de Ciencias Biológicas y Naturales de Bruselas, Bélgica, el 27/3/1914) y el norteamericano Richard Lewisohn (Mount Sinai Hospital, Nueva York, EEUU, en 1915) se atribuyeron la prioridad del descubrimiento.

Se inició entonces un largo intercambio epistolar entre Agote y los científicos mencionados, y se acumularon entrevistas, artículos, comunicaciones y citas en distintas revistas médicas sobre la
discutida prioridad.
En todo este despliegue, sin acaloramientos, el tecnólogo argentino se limitó a señalar objetivamente fechas y procedimientos.

Probablemente se trató de investigaciones independientes que dieron su fruto en forma más o menos simultánea.

Lo que importa resaltar es la actitud solidaria de Agote, quien no trató de patentar su resultado, lo comunicó de inmediato a medios de prensa, representaciones diplomáticas de todos los países entonces en guerra y revistas médicas internacionales, haciendo posible salvar a incontables personas en grave riesgo de muerte.


http://es.wikipedia.org/wiki/Luis_Agote






Imágenes y datos tomados de Internet

jueves, 14 de mayo de 2009

MAITENA

Genial...!!











Maitena Burundarena nació en Buenos Aires en 1962. En los 80 publicaba historietas eróticas en las revistas SexHumor, Fierro, Humor y Cerdos y Peces.
En 1993 empezó a dibujar Mujeres Alteradas, en Para Ti.
En 1998 apareció Superadas.
Desde 1999 publica en la revista El País Semanal, del diario El País, de Madrid.
Sus viñetas se han recopilado en libros como Mujeres Alteradas (vendió 1.000.000 de ejemplares), Superadas y Curvas Peligrosas.




http://www.clubcultura.com/clubhumor/maitena/index.html

http://www.clubcultura.com/clubhumor/maitena/home.htm



Gracias, Maitena...

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Actualizado el 24 de mayo

El premio Dardo
consiste en el reconocimiento de los valores de cada blogger, por transmitir cada día valores culturales, éticos, literarios, personales, etc. Y sobretodo se valora a la creatividad de los autores.
Así consta en el blog que lo otorga.

Muchas gracias!! a COTIDIANAMENTE, por el regalo.

http://locotidianoesfatal.blogspot.com/