martes, 29 de junio de 2010

La virgencita de madera (1937)


Una nochecita de invierno en que compartía un café con mi abuelo y hablábamos de obras de teatro, el abuelo me trajo una maderita recortada que tenía pegada una virgencita de papel, y me dijo que esa era la obra que más recordaba.
La guardo en un alhajero y siempre con la idea de averiguar sobre esa obra. Hoy me decidí y la verdad es que mucho no encuentro, si hay algo sobre los intérpretes, pero no sobre la obra.

La virgencita de madera

La virgencita de madera de Ricardo Hicken, fue una de las obras más significativas para la compañía de teatro que contaba con los Hnos RATTI -César(1889-1944) y Pepe (1897-1957)-, y que según atestiguan las críticas de la época, alcanzó más de mil representaciones entre el Teatro Apolo y distintas salas teatrales que arrendaba la misma compañía.

Basada en el sainete homónimo de Ricardo Hicken se hizo la película que se estrenó el 21 de abril de 1937, dirigida por Sebastián M. Naón y cuyos intérpretes fueron:

César Ratti
Pepe Ratti
Emma Martínez
Inés Edmonson
Amanda Santalla
Arturo Palito
Ángeles Martínez
Alberto Bello
Carlos Castro "Castrito"
Osvaldo Moreno
José Tinelli
Rodolfo Martínez
Chola Bosch

Rafael Buono
Y
Salvador Striano
(como el dúo humorístico Buono-Striano)


Los hermanos César y Pepe Ratti se negaron al cine de manera sistemática a pesar del gran éxito con LA VIRGENCITA DE MADERA.


En el reverso de la virgen de madera (es el material de la misma) dice:
"La VIRGENCITA DE MADERA con los Hnos RATTI en el teatro LICEO".
No encuentro más datos sobre la obra de teatro.


TEATRO LICEO

"Testimonio vivo de la memoria de la Ciudad"





Año de Declaración: 1994
Sitio: Teatro Liceo
Dirección: Rivadavia 1495 de la Ciudad de Buenos Aires



Texto de la Placa: "Homenaje al teatro más antiguo de la ciudad, cuyo primer nombre fue El Dorado y por el cual desfilaron importantes artistas de la escena nacional"

Historia: En la esquina de Rivadavia y Paraná se encuentra el teatro más antiguo de la Ciudad aún en pie. Nació en 1872 con el nombre de "El Dorado". Posteriormente tuvo otros nombres y otros propietarios. En 1877 representaba compañías italianas y se llamaba "Goldoni". Otros nombres fueron "Progreso", "Rivadavia" y "Moderno". En el año 1918 tomó su nombre actual.
La abundancia de circulante monetario y el centro de atracción popular que eran los teatros hicieron que entre 1880 y 1914 se inauguraran numerosas y suntuosas salas teatrales en Buenos Aires. Testigo de esas épocas es el Teatro Liceo.
Entre los artistas que ocuparon su sala por largos años se puede nombrar a Luisa Vehil y a Enrique Pinti.
En 1993 corrió peligro de cierre. Eran años aciagos para el teatro. El empresario Carlos Rottenberg se hizo cargo del mismo en ese momento y conservó su nombre tan tradicional en la Ciudad.
En el año 1986 el Museo de la Ciudad le otorgó un diploma reconociéndolo como "Testimonio vivo de la memoria de la Ciudad".



http://www.buenosaires.gov.ar/areas/cultura/cpphc/sitios/detalle.php?id=5

http://www.acceder.gov.ar/es/buscador/subject:LA+VIRGENCITA+DE+MADERA+-+1937




domingo, 20 de junio de 2010

Día de la bandera-Manuel Belgrano

La bandera argentina se enarboló por primera en Rosario a las orillas del Paraná, el 27 de febrero de 1812, creada por Manuel Belgrano.
Desde el año 1938 se celebra el Día de la Bandera en Argentina, habiéndose elegido el 20 de junio, día de la fecha de su fallecimiento.



MÁXIMAS Y PENSAMIENTOS




"A quien procede con honradez, nada debe alterarle. He hecho cuanto he podido y jamás he faltado a mi palabra."


Belgrano considera que es necesario fomentar el comercio interior, ya franqueando los caminos que no son conocidos o transitados, ya facilitando el cultivo, consumo y extracción de varios frutos del país, y adelantando la fábrica de sus manufacturas; pues cree que por estos medios recobrarán sus primeras enseñanzas, tomará vigor el Estado, se aumentarán notablemente los recursos y se desterrará la ociosidad tan común en nuestro suelo.


Belgrano indica al Gobierno la necesidad de circular oficios a los Cabildos, ordenándoles que propongan los medios de fundar varios establecimientos necesarios para la educación de los jóvenes, ramo el más preciso y el más abandonado por infelicidad nuestra, para el aumento de la población y remedio de las necesidades generales de estos habitantes, como son las escuelas públicas, boticas y médicos dotados en todas las ciudades, buscando los arbitrios menos onerosos y más compatibles con las actuales urgencias del Estado.

Belgrano no tiene dudas de que todos estamos obligados a concurrir en proporción a sufragar los gastos públicos, y respecto de que el gobierno debe usarlos con un orden de igualdad sin permitir que jamás quede exhausto el fondo de la Patria.



Belgrano señala la necesidad de la integridad territorial al franquearse la comunicación directa entre las ciudades del Interior y el Paraguay.



“Bien puede pesarle a todos los demonios, pero en mí no tendrán jamás cabida”.



“Desde la más remota antigüedad hasta nuestros días, la historia de los siglos y de los tiempos nos enseña cuánto aprecio han merecido todos aquellos que han puesto el cimiento a alguna obra benéfica a la humanidad”.



“Desengañémonos: jamás han podido existir los estados luego que la corrupción ha llegado a pesar las leyes y faltar a todos los respetos; es un principio inconcuso que en tal situación todo es ruina y desolación, y si eso sucede a las grandes naciones ¿qué no sucederá a cualquiera de los ramos que contribuyen a su existencia?”.



“Deseo ardorosamente el mejoramiento de los pueblos. El bien público está en todos los instantes ante mi vida”.

“Deseo que todos sepan el bien para alegrarse, y el mal para remediarlo, si aman a su patria; así que nada oculto ni ocultaré jamás”.

“El amo viejo o ninguno”, dijo en relación a las Invasiones Inglesas.

“El camino seguro de la libertad es la lucha por la libertad social”.

“El honor y el premio son los resortes para que no se adormezca el espíritu del hombre”.

“El miedo sólo sirve para perderlo todo”.

“El modo de contener los delitos y fomentar las virtudes es castigar al delincuente y proteger al inocente”.

“En mis principios no entra causar males sino cortarlos”.


“En vano los hombres se empeñan en arrastrar a su opinión a los demás, cuando ella no está cimentada en la razón”.


“Era preciso corresponder a la confianza del pueblo, y me contraje al desempeño de esta obligación, asegurando, como aseguro, a la faz del universo, que todas mis ideas cambiaron, y ni una sola concedía a un objeto particular, por más que me interesase: el bien público estaba a todos instantes ante mi vista”. (Vocal de la Primera Junta de Gobierno).

“Es casi general la opinión de la monarquía constitucional. Han perdido casi totalmente el campo los del republicanismo”.

“Esta paz tan estimable se compra al duro precio de la sangre y de la muerte”.

“Este país, que al parecer no reflexiona ni tiene conocimientos económicos, será sin comercio un país desgraciado, esterilizada su feracidad y holgando su industria”.

“Estoy muy acostumbrado a contrastes y más espíritu tengo en ellos que en las prosperidades; me ocurre siempre en éstas que después del buen tiempo viene el malo y en éste que ha de venir aquél”.

“Fundar escuelas es sembrar en las almas”.


“La agricultura es la madre fecunda que proporciona toda las materias primeras que dan movimiento a las artes y al comercio”.


“La ciencia del comercio no se reduce á comprar por diez y vender por veinte; sus principios son más dignos, y la extensión que comprenden, es mucho más de lo que puede suceder á aquellos que, sin conocimientos, han emprendido sus negociaciones, cuyos productos, habiéndoles deslumbrado, los han persuadido de que están intelegenciados en ellos”.


“La guerra, allí, no sólo ha de hacer usted con las armas, sino con la opinión, afianzándose siempre en las virtudes naturales, cristianas y religiosas; pues los enemigos nos han hecho famas de herejes ...” Carta de Belgrano al General San Martín, Santiago del Estero, 6 de abril de 1814.


“La naturaleza nos anuncia una mujer: muy pronto va a ser madre, y presentarnos conciudadanos en quienes deben inspirar las primeras ideas, ¿y qué ha de enseñarles, si a ella nada le han enseñado? ¿Cómo ha de desarrollar virtudes morales y sociales, las cuales son las costumbres que están situadas en el fondo de los corazones de sus hijos? ¿Quién ha dicho que esas virtudes son la justicia, la verdad, la buena fe, la decencia, la beneficencia, el espíritu, y que estas cualidades son tan necesarias al hombre como de la razón de que proceden? Ruboricémonos, pero digámoslo: nadie...”



“La opinión de los pueblos sólo ha de sostenerse con la justicia. Engañados por el gobierno anterior y sus agentes, no pierden de vista las operaciones del gobierno de Buenos Aires..Son ignorantes por lo común, pero saben muy bien lo que se les debe, y acaso por su mayor ignorancia se consideran acreedores a más de lo que les corresponde”.


“La vida es nada si la libertad se pierde”.


“Las principales causas que han influido al disgusto y desaliento, al menos de los más ilustrados, el que habiendo sido engañados con la máscara de la justicia y habiendo sido expuestos a ser víctimas de la tiranía por la corrupción e intrigas de los que obtuvieron su confianza exigen una prueba más pronta y enérgica para que nadie atente impunemente contra los derechos de los pueblos”.


“Lo que creyere justo lo he de hacer, sin consideraciones ni respetos a nadie”.


“Los gobiernos ilustrados, conociendo las ventajas que prometen el premio y el honor, han echado mano de estos principios motores del corazón humano para todas las empresas”.


“Los hombres no entran en razón mientras no padecen”.


“Me glorío de no haber engañado jamás a ningún hombre y de haber procedido constantemente por el sendero de la razón y de la justicia, a pesar de haber conocido la ingratitud”.


“Mis ideas no se apartan de la razón y justicia que concibo, ni jamás se han dirigido a formar partidos, ni seguirlos”.


“Mis intenciones no son otras que el evitar la efusión de sangre entre hermanos”.


“Mucho me falta para ser un verdadero padre de la patria, me contentaría con ser un buen hijo de ella”.


“Nada hay más despreciable para el hombre de bien, para el verdadero patriota que goza de la confianza de sus conciudadanos que las riquezas. Estas son el escollo a la virtud, y adjudicadas en premio no sólo son capaces de excitar la avaricia de los demás, sino que parecen dirigidas a lisonjear una pasión abominable en el agraciado”.


“Nada importa saber o no la vida de cierta clase de hombre que todos sus trabajos y afanes los han contraído a sí mismos, y ni un solo instante han concedido a los demás; pero la de los hombres públicos, sea cual fuere, debe presentarse, o para que sirva de ejemplo que se imite, o de una lección que retraiga de incidir en sus defectos”.


“Nadie es más acreedor al título de ciudadano que el que sacrifica sus comodidades y expone su vida en defensa de la Patria”.


“Ni la virtud ni los talentos tienen precio, ni pueden compensarse con dinero sin degradarlos”.


“Ninguna cosa tiene su valor real, ni efectivo en sí mismo, sólo tiene el que nosotros le queremos dar; y éste se liga precisamente a la necesidad que tengamos de ella, a los medios de satisfacer esta inclinación, a los deseos de lograrla y a su escasez y abundancia”.


“No busco el concepto de nadie, sino el de mi propia conciencia, que al fin es con la que vivo en todos los instantes y no quiero que me remuerda”.


“No busco glorias sino la unión de los americanos y la prosperidad de la patria”.


“No es lo mismo vestir el uniforme militar, que serlo”.


“No hallo medio entre salvar a la patria o morir con honor”.


“No me olvido de lo útil que sería el establecimiento de escuelas de hilazas de lana, para, igualmente desterrar la ociosidad y remediar la indigencia de la juventud de ambos sexos...”


“Nuestros patriotas están revestidos de pasiones, y en particular, la de la venganza; es preciso contenerla y pedir a Dios que' la destierre, porque de no, esto es de nunca acabar y jamás veremos la tranquilidad”.


“Parece que la injusticia tiene en nosotros más abrigo que la justicia. Pero yo me río, y sigo mi camino”.


“Pero, ¿cómo formar las buenas costumbres, y generalizarlas con uniformidad? ¡Qué pronto hallaríamos la contestación si la enseñanza de ambos sexos estuviera en el pie debido! Mas por desgracia el sexo que principalmente debe estar dedicado a sembrar las primeras semillas lo tenemos condenado al imperio de las bagatelas y de la ignorancia...”


“Propone la educación pública de la mujer: “...vivero de las buenas madres, buenas hijas de familia, buenas maestras...”


“Que no se oiga ya que los ricos devoran a los pobres, y que la justicia es sólo para aquellos”.


“Que nos entristezcamos o nos alegremos, la mano que todo lo dirige, no por eso va a variar: esta es una verdad evangélica”.


¿Qué otra cosa son los individuos de un gobierno, que los agentes de negocios de la sociedad, para arreglarlos y dirigidos del modo que conforme al interés público?


“Quiero volar, pero mis alas son chicas para tanto peso”.


“Renuncio a mi sueldo de vocal de la Primera Junta de Gobierno por que mis principios así me lo exigen”.


“Se apoderaron de mí las ideas de libertad, igualdad, seguridad, pro piedad, y sólo veía tiranos en los que se oponían a que el hombre, fuese donde fuese, no disfrutase de unos derechos que Dios y la naturaleza le habían concedido”.


“Se deben poner escuelas gratuitas para las niñas, donde se les enseñará la doctrina cristiana, a leer, a escribir, coser, bordar, y principalmente inspirarles amor al trabajo, para separarlas de la ociosidad, tan perjudicial o más en las mujeres que en los hombres”.


“Se respetarán los usos, costumbres y aun preocupaciones de los pueblos; el que se burlare de ellos, con acciones, palabras y aun con gestos será pasado por las armas” (Bando de Belgrano en su entrada en el Alto Perú).


“Si es cierto, como lo aseguran todos los economistas, que la repartición de las riquezas hace la riqueza real y verdadera de un país, de un Estado entero, elevándolo al mayor grado de felicidad, mal podrá haberla en nuestras provincias, cuando existiendo el contrabando y con él el infernal monopolio, se reducirán las riquezas a unas cuantas manos que arrancan el jugo de la patria y la reducen a la miseria”.


“Sin educación, en balde es cansarse, nunca seremos más que lo que desgraciadamente somos”.


“Sirvo a la patria sin otro objeto que el de verla constituida, ése es el premio al que aspiro”.


“Todas las Naciones cultas se esmeran en que sus materias primeras no salgan de sus estados a manufacturarse, y todo su empeño es conseguir, no solo el darles nueva forma, sino aun atraer las del Extranjero para ejecutar lo mismo, y después vendérselas...”


“Trabajé siempre para mi patria poniendo voluntad, no incertidumbre; método, no desorden; disciplina, no caos; constancia, no improvisación; firmeza, no blandura; magnanimidad, no condescendencia”.


“Un pueblo culto nunca puede ser esclavizado”.


“Yo no sé más que hablar la verdad y expresarme con franqueza: esto me lo he propuesto desde el principio de la revolución y he seguido y seguiré así”.



En la confección de este tema se han consultado diferentes obras belgranianas, tales como: Libro Copiador de Notas del Ejército Auxiliar del Perú. Buenos Aires, Coni, 1910, t. III; Correo de Comercio; Autobiografía; Memorias Consulares; Documentos para la historia del General Don Manuel Belgrano. Buenos Aires, Instituto Nacional Belgraniano, tomos I al IV; Instituto Nacional Belgraniano, Manuel Belgrano. Los ideales de la Patria. Buenos Aires, Manrique Zago Ediciones, 1995.


Documentos y datos completos sobre la vida y obra de Manuel Belgrano en:

http://www.manuelbelgrano.gov.ar/

INSTITUTO NACIONAL BELGRANIANO





Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano nació el 3 de junio de l770 , en la calle de Santo Domingo (actual avenida Belgrano 430 ) en la ciudad de Buenos Aires . Fueron sus padres Don Domingo Belgrano y Peri , natural de Liguria , Italia , y su madre María Josefa González Casero , porteña.Fue el cuarto de trece hijos , nacido en el seno de una honorable familia , siendo su padre un próspero comerciante .

Intelectual, abogado, político, militar y revolucionario argentino, creador de la Bandera Nacional Argentina y de las primeras instituciones educativas y culturales.
Realizó sus primeros estudios en el Real Colegio de San Carlos, trasladándose con su hermano Francisco a España en 1789. Estudió leyes en Salamanca, Valladolid y Madrid, recibiéndose de abogado en la cancillería de Valladolid en 1793. Espectador de la Revolución Francesa (1789), Manuel Belgrano se ve envuelto por las ideas que se desprendían de la gesta: libertad, igualdad, seguridad, propiedad.

En 1794 se crea el Consulado de Buenos Aires y es nombrado Secretario perpetuo, por lo que se traslada hacia su patria. Durante su gestión, Manuel Belgrano fundó la Escuela de Náutica y la Academia de Geometría y Dibujo, además de abogar por la creación de la Escuela de Comercio y la de Arquitectura y Perspectiva. Todas las escuelas fueron cerradas por orden de la Corona española en 1803, ya que prefería mantener a la población atrasada y dependiente de la metrópoli.

En 1801 colabora con Francisco Cabello y Mesa en el "Telégrafo Mercantil", primer periódico del Río de la Plata. En 1806 se producen las primeras invasiones inglesas, participando de la fallida defensa de la ciudad, pasando poco tiempo después a la Banda Oriental. Manuel Belgrano fue uno de los mentores del Regimiento de Patricios, formado para defenderse de la próxima invasión, siendo electo Cornelio Saavedra como su comandante. Manuel Belgrano fue nombrado jefe de estado mayor, pero tiempo después volvió a hacerse cargo del Consulado hasta su renuncia en 1810, siendo uno de los principales dirigentes de la insurrección que se transformó en la Revolución de Mayo.

Participó del cabildo abierto del 22 de mayo y el 25 fue elegido vocal de la Primera Junta de Gobierno. Aunque no era militar profesional, Manuel Belgrano fue nombrado general al mando del ejército libertador del Paraguay, siendo derrotado por tropas numéricamente muy superiores en la batalla de Paraguarí y en la batalla de Tacuarí. En 1812, Manuel Belgrano fue enviado a Rosario (Santa Fe), donde ideó una escarapela con los colores celeste y blanco como distintivo para los soldados y con esos mismos colores, creó la bandera que enarboló por primera vez el 27 de febrero a orillas del Río Paraná.

A comienzos de 1815 abandona completamente sus funciones militares y es enviado a Europa, junto a Bernardino Rivadavia y Manuel de Sarratea, en funciones diplomáticas. Regresa a la Argentina en 1816 y desarrolla una ardua actividad política a favor de la independencia. Aquejado por una grave enfermedad, muere en Buenos Aires el 20 de junio de 1820.

La creación de la bandera argentina


Manuel Belgrano enarbolando la Bandera.


Fue nombrado jefe del regimiento de Patricios en reemplazo de Saavedra, que había sido condenado a destierro. Pero el Regimiento se negó a aceptarlo como su jefe, y se amotinó, en el llamado Motín de las Trenzas, que fue sangrientamente reprimido. Para recomponer la disciplina, fue enviado a Rosario a vigilar el Río Paraná contra avances de los realistas de Montevideo.

Allí, en Rosario a las orillas del Paraná, el 27 de febrero de 1812 enarboló por primera vez la bandera argentina, creada por él con los colores de la escarapela, también obra suya. Lo hizo ante las baterías de artillería que denominó "Libertad" e "Independencia", donde hoy se ubica el Monumento Histórico Nacional a la Bandera. Inicialmente, la bandera era un distintivo para su división del ejército, pero luego la adoptó como un símbolo de independencia. Esta actitud le costó su primer enfrentamiento abierto con el gobierno centralista de Buenos Aires, personificado en la figura del ministro Bernardino Rivadavia, de posturas netamente europeizantes. El Triunvirato reaccionó alarmado: la situación militar podría obligar a declarar una vez más la soberanía del rey de España, de modo que Rivadavia le ordenó destruir la bandera. Sin embargo, Belgrano la guardó y decidió que la impondría después de alguna victoria que levantara los ánimos del ejército y del Triunvirato.

En cuanto a su elección de los colores de la bandera nacional argentina, tradicionalmente se ha dicho que se inspiró en los colores del cielo; esta versión es sin dudas válida aunque no excluyente de otras. Sin embargo, es muy probable que haya elegido los colores de la dinastía borbónica (el azul-celeste y el 'plata' o blanco) como una solución de compromiso: en sus momentos iniciales las Provincias Unidas del Río de la Plata, para evitar el estatus de rebelde declararon que rechazaban la ocupación realista, aunque mantenían aún fidelidad a los Borbones. Por otra parte, Belgrano parece haber sido devoto de la Virgen de Luján, y otras advocaciones de la Virgen (de Chaguaya, de Itatí, del Valle, de Cotoca, y de Caacupé), cuyas vestes tradicionalmente son o han sido albicelestes.

En el año 1938 por primera vez se celebró el Día de la Bandera en Argentina, eligiéndose el 20 de junio, día de la fecha de su fallecimiento.


http://es.wikipedia.org/wiki/Manuel_Belgrano


Entrada sobre la Tarja de Potosí, entregada a Manuel Belgrano:






La rosa albiceleste fue el presente que hice para las chicas en este día especial para nosotros.
La bandera es el símbolo patrio que nos une y como un poncho nos cobija.


jueves, 17 de junio de 2010

Las Madrecitas Argentinas (Maestras-1916)

Copiado textualmente.
Publicado en la revista "LA ESFERA"
Año III,-Número 127

3 de junio 1916


POLÍTICA EDUCATIVA

LAS MADRECITAS ARGENTINAS


Nota de la foto:"Nuevas profesoras normales y de francés, pertenecientes á la Escuela Normal del profesorado en lenguas vivas de Buenos Aires

de izquierda a derecha, sentadas: María Estela Somoza, Luisa E. Scala, Rufina Bolino, Alicia Feijó Aguiar, María Isabel Escudé, Sara A. Arrieta, Anita Enriquez;
de pie: María Luisa del Pino, Josefina Alfano, Matilde Roland, Adelina Bassi, María Blanca Ruiz y Elena Brenner


Cada año las escuelas normales dan a la Argentina numerosas maestras. Esto no tendría una gran importancia ó al menos sería un suceso igual al que acontece en todas las naciones, si la maestra en aquel crisol del sur extremo de América, donde se funde y se forja la grande, la espléndida nación del siglo XXI, no fuese un actor singular, especial, de esta gestación de un pueblo neolatino.

Porque imaginad con que extrañas yuxtposiciones de raza se está formando esa nacionalidad. Dijérase que el espíritu de patria surge de la tierra misma para inculcarse en los espíritus, borrando los distintos atavismos de orígen y teniendo que luchar con la avalancha de una inmigración incesante: 122.000 españoles, 114.000 italianos, 20.000 otomanos, 19.000 rusos, 5.000 alemanes, 4.500 austro-húngaros, 4.500 franceses, 3.500 portugueses, 2.000 ingleses y otros tantos belgas, daneses, búlgaros, servios, griegos, rumanos, suizos, etc., etc., cada año. Y esta perdurabilidad del hogar extranjero, constantemente renovado, es una fortaleza que hay que conquistar para que el espíritu de patria no se debilite. Así, cuando Richiotti Garibaldi quiere fundar la nueva Italia en la desierta Patagonia, las Cámaras argentinas rechazan la tentadora oferta de ver entrar de un golpe dos millones de italianos á fecundar la tierra hoy improductiva, porque la nueva nacionalidad necesita ir absorbiendo, modificando, argentinizando la avalancha extranjera, adaptándosela y apropiándosela, porque sus hijos y sus nietos serán los ciudadanos argentinos de mañana. Así, en cincuenta años, la nación que hoy no cuenta más que con ocho millones de habitantes, ha recibido cinco millones de inmigrantes y los ha fundido en su propio pensamiento y en su propia obra.

¡Y qué labor de titanes! Para reunir una extensión de terreno productivo igual al que espera en la Argentina la labor de los hombres, sería preciso sumar los que poseen España, Francia, Canadá, Austria-Hungría, Rumania é Italia; cerca de doscientos diez y siete millones de hectáreas, y para tener la misma intensidad de población que estas naciones, la Argentina necesita atraer, crear y educar ciento cincuenta millones de ciudadanos. E imaginad entonces todo ese inmenso territorio, virgen y fecundo, puesto en explotación, y esa inmensa colmena humana laborando y produciendo, y comprenderéis que hay un ensueño, un ideal, iluminando ese patriotismo que emerge de la tierra fecunda y prometedora y conquista la voluntad y el corazón de los extranjeros que desembarcan en las orillas del Plata.

¡Ah!, y la conquista se consuma en la escuela educacionista; en la escuela donde se capta -no hay otro verbo en castellano- á los hijos de los españoles y de los italianos y de los rusos y los otomanos y se les hace un espíritu igual que á los chiquillos argentinos, que hay allá, en la gran nación de mañana patria sobrada para todos. ¿Cómo pudiera hacer la Pedagogía este milagro de adaptación y asimilación, si las escuelas no fuesen de educación común, si en ellas estos niños que tienen en sus ojos y en sus oídos la visión y la leyenda de una patria agria, inclemente, de la que hubo que huir por hambre de pan o sed de justicia, no encontraran un verdadero hogar donde hay una mujer que sonríe y acaricia, como la madre o la hermana?.

Son éstas las madrecitas-madres de ciudadanos, madres espirituales- que preparan las Escuelas Normales argentinas. Es esta la importancia que allí tiene la maestra. En la escuela de educación común conviven los niños y las niñas; conviven en la tarea intelectual, en los trabajos manuales, en los juegos. Así, las maestras también tienen que ir forjando el corazón de los varones, como hacen las madres en el hogar, cuando por instinto ó por educación saben ser madres, sin más diferencia que la madre, inconscientemente, guiada por su amor, quiere hacer de sus hijos, buenos hijos, mientras que la maestra, por vocación, por sentimiento del deber, quiere hacer de los hijos de las demás, buenos ciudadanos.

Yo no sé si la escuela de educación común daría buen resultado en nuestros viejos países de Europa, sin un ideal, sin un anhelo, sin tener, en realidad, un hogar que sustituir, una vida infantil de alegría y despreocupación que dar al niño. Porque imaginad lo que es el hogar del inmigrante; recién llegado, el temor de lo desconocido, la inquietud de las horas que corren sin que la Fortuna llame á la puerta y aparezca, como un hada, derramando puñados de monedas de oro y luego, en la tremenda y penosa lucha, con la inclemencia de la soledad de la Pampa y la dureza del corazón de los demás hombres. Y menos mal, cuando el hogar no se ha formado allí mismo, precipitadamente, bestialmente, á espaldas de la Ley...

En estos hogares, aislados de un ambiente hostil, el niño suele ser un estorbo y una carga. No se ha ido allá, tan lejos, tan á la ventura, para amar, para hacer la vida apacible, serena, que se hubiese hecho en la aldea natal, al cobijo de los parientes, bajo la vigilancia comentarista de los demás vecinos. Se ha ido allá para luchar, para conquistar dinero, para asegurar la vejez, para hacer el indiano, y en esa inquietud y en esa preocupación no hay cariños en el hogar para la pobre chiquillería. Es en la escuela donde los encuentra; es en la escuela donde otros niños y otras niñas hermanan con su dolor y hacen revivir su alegría.

La escuela argentina no es un triste local cerrado, donde hay que estar con los brazos cruzados mascullando lecturas ó recordando definiciones extrañas apenas entendidas. La escuela argentina tiene un jardín, tiene un huerto, tiene un patio de deportes, tiene un gimnasio. Hay allí niños y niñas que estudian juntos y trabajan juntos y juegan juntos. Con estos niños y estas niñas, el hijo del inmigrante, el niño sin patria, vivirá toda su vida; serán los amigos y los compañeros de mañana; podrán realizar planes que ya se van concibiendo al escuchar al profesor cómo les habla de aquellos territorios vírgenes donde está dormida la riqueza; territorios que avanzan hacia las fronteras todavía misteriosas de Bolivia y Brasil, que escalan los Andes ó llegan á deshacerse en el mar del Sur, en la osada ruta de Magallanes...Allí también, como un verdadero hogar, hay una madrecita; hay una maestra que aprendió en la Escuela Normal, cómo ha de servir á su patria, encendiendo la fe argentina y el ideal argentino sobre todos los atavismos de raza que pueda haber en estos niños que llevan en sus venas sangre de españoles, de italianos, de rusos, de otomanos, de húngaros, de franceses, de alemanes...

Así, hay que contrarrestar al hogar, hay que sustituirlo, hay que suplantar á la familia. Ved si la educacionista argentina no es en aquel crisol donde se funda y se forja la grande, la espléndida nación del siglo XXI, un actor singular, especial de esta admirable gestación de un pueblo neolatino.

Dionisio PÉREZ


Copiado textualmente.
Publicado en la revista "LA ESFERA"
Año III,-Número 127

3 de junio 1916






martes, 8 de junio de 2010

La Tarja de Potosí


Exhibida en el Museo Histórico Nacional. Se trata de una joya de oro y plata que le fuera obsequiada al general Manuel Belgrano en 1813. De gran porte, mide 1,70 mts. de ancho por 1,03 mts. de alto y con un costo estimativo de 7.000 pesos fuertes.

Así la describió Antonio Dellepiane, sociólogo y hombre de letras argentino(1864-1940) en su libro "Estudio de historia y arte argentino":

-Entre los valiosos objetos exhibidos en el Museo Histórico Nacional, uno de los que el público examina con más curiosidad es la "tarja".
El objeto en sí, una compleja obra de platería, al parecer abstrusa e incoherente; una reunión de piezas desemejantes, formadas por follajes, frutas, flores, animales y figuras humanas, que se yuxtaponen o sobreponen las unas a las otras, para constituir un todo, proporcionado y esbelto en sus líneas generales, sin duda alguna, pero fantasioso y desconcertante en su composición.

Sábese que es un obsequio hecho a Belgrano por las damas de Potosí, después de vencer en Tucumán y en Salta. Aunque no estuviera constituido por una masa ingente de metales nobles y de la mejor ley, y repujado y cincelado por artífices orfebreros, la tarja sería para nosotros objeto de subido valor documental.

En la parte central campea como idea-madre, una hermosa placa de oro en forma de escudo oval, circuída por una hoja de palma y otra de laurel, símbolos de homenaje a los héroes. Esta lámina cubre y protege, en apariencia, el espacio encerrado por una gran cinta, que trae a nuestro recuerdo el contorno inconfundible de la América del Sur, con el istmo de Panamá en el ángulo noroeste, y el grupo de las Malvinas al este, en la parte austral dirigida hacia el sudeste. Dos bajeles de oro hay a derecha e izquierda de la supuesta tierra americana, que surcan el espacio correspondiente a los océanos Atlántico y Pacífico, y un letrero que dice: "La América del Sur", escrito en la cartela llevada en el pico por un ave de oro que, saliendo de la parte superior de la tarja, asciende volando a las alturas.




A este cuerpo central se superponen dos nuevos miembros, situados, el uno, arriba del descripto y, el otro rodeándole a uno y otro lado y por debajo. El miembro superior consta de dos piezas cuneiformes. El cono de la derecha representa el famoso cerro de Potosí, que se muestra perforado en numerosos puntos por pozos de minas, cuyas bocas circulares se perciben facilmente, y surcado por caminos que a ella conducen y por donde se ven subir o bajar llamas cargadas, emblema de actividad comercial y de riqueza minera.

En el flanco del cerro, a la izquierda, descansa por uno de sus extremos la segunda pieza del miembro que consideramos. Es la villa de Potosí, figurada por medio de castillos y edificios, donde ondean banderas y se levantan árboles diversos. Sobre esta pieza se yergue una figura humana, con traje talar, que representa a la sociedad o a las damas de Potosí, que rinden el homenaje. Esta figura sostiene una cadenita de oro, que une este miembro superior con el lateral e inferior, simbolizando la unión política y espiritual, entonces existente, entre la ciudad arribeña y las provincias "de abajo", bañadas por el Plata, donde se arrulló la infancia del héroe glorificado en el monumento.

El tercer cuerpo, periférico al anterior, está compuesto de un miembro superior y otro inferior. El superior consiste en dos palmas que se unen hacia arriba por sus dos extremidades. Cada una de estas palmas va acompañada de dos, a manera de cintas, formadas por pequeños discos colocados en hilera, uno al lado del otro. Sobre ambas cintas se alzan varias figuras masculinas sosteniendo sendas cartelas que dicen: Viva la patria. La primera palabra se halla abreviada. Las dos anchas cintas de plata acanalada que bajan de derecha e izquierda, formando escalones o meandros en su curso para unirse por debajo en una figura elipsoidal, representan las dos grandes vertientes que, descendiendo de las entrañas del continente americano, confluyen para formar el Río de la Plata. En el escudo oval de oro, situado inmediatamente debajo del elipsoide figurativo del Río de la Plata, hay una inscripción que dice:

"Hoy la América del Sur
te ofrece con toda el alma
en esta guirnalda y palma
los tributos de su amor"

El cuerpo inferior de este tercer miembro consiste en una guirnalda que se desarrolla en curvas graciosas, y que cuelga a uno y otro lado, por sus extremos, de la faja en forma de V ya considerada.
Estos cuerpos céntricos que se acaban de describir, explican el monumento de sus ideas cardinales.
La aparente complicación y enmarañamiento de la obra, desaparecen una vez que se la conoce y se la entiende.
La tarja fué un obsequio verdaderamente regio, digno a la verdad de un emperador, y por lo tanto de Belgrano, que lo era, sin duda, en el mundo moral.

Antonio Dellepiane

Fragmento de su trabajo La Tarja de Potosí, leído por su autor el 24 de mayo de 1917, para inaugurar las conferencias públicas instituídas por el Museo Histórico Nacional, y publicado en su libro "Estudio de historia y arte argentino".


La Joya, que le fuera obsequiada el 4 de julio de 1813, fue enviada por el general Manuel Belgrano en diciembre de 1813 al Gobierno de Buenos Aires, y fue exhibida al pueblo desde los balcones del Cabildo por cierto tiempo.

Los orfebres de la Villa de Potosí,(entonces Alto Perú, actualmente República de Bolivia), realizaron esta joya de arte de la platería virreinal a pedido de las damas de Potosí. Expertos y reconocidos maestros medallistas y cinceladores de joyas, que lograron plasmar admirablemente las hazañas del general Belgrano en la gesta de la independencia americana.






domingo, 6 de junio de 2010

TEATRO COLÓN


El 25 de mayo de 1857, apenas acallado el bullicio de las ceremonias conmemorativas de la fiesta patria, una multitud expectante comenzó a llenar las dos mil quinientas butacas del flamante teatro Colón, situado en aquel entonces frente a la Plaza de la Victoria(hoy Plaza de Mayo). El resplandor de los cuatrocientos cincuenta picos de gas de la gran araña central provocó comentarios admirativos entre los asistentes, que luego de entonar a coro el Himno Nacional escucharon La Traviata, interpretada por el célebre Tamerlick.

Buenos Aires contó desde entonces con un templo lírico visitado asiduamente por cantantes de fama internacional, y la aristocracia porteña con un exelente pretexto para encontrarse. Frecuentado por el tout Buenos Aires, en el nuevo teatro solían reunirse las personalidades de la época, que hacían de sus palcos y galerías una verdadera central política. Los intervalos se aprovechaban para breves intercambios de frases, saludos protocolares y, por supuesto, para los intencionados comentarios de la matronas. Refiriéndose a este aspecto colateral de la vida del teatro, Lucio V. López relata en La gran aldea que las lenguas, "como otras tantas navajas", no se contentaban con afeitar sino que descarnaban la reputación de la gente "como se descarna un cadáver en la sala de autopsia".

En 1887 el mundillo que giraba en torno del Colón tuvo que buscar otro lugar de reunión porque el edificio, que además resultaba chico para la cantidad de espectadores y para los artistas, trocó su destino lírico por otro más prosaico: fue convertido en banco nacional. Poco después, a pedido de un entusiasta grupo de habitués, el Congreso Nacional sancionó una ley que convocaba a licitación para construir una nueva sala. Este proyecto se concretó en 1908, cuando al cabo de varios años de postergación, marchas y contramarchas, el nuevo edificio alzó su estructura monumental sobre los terrenos que antes había ocupado la estación ferroviaria del Parque.


Lo diseñaron los arquitectos Francisco Tamburini, Victor Meano y Julio Dormal, que combinaron las líneas del estilo griego clásico con características renacentistas y algunos toques afrancesados muy en boga por entonces.


La sala, con capacidad para 3500 personas, siete pisos, acústica perfecta, un enorme escenario de 35,25 por 34,50 metros y una decoración versallesca en casi todos los ámbitos, fue en su momento la síntesis de la etapa que atravezaba el país.


No tardó en convertirse en reducto de los sectores más encumbrados de la sociedad. La inauguración oficial se efectuó el 25 de mayo de 1908, en una velada célebre a la que asistieron las más altas autoridades: el presidente Figueroa Alcorta con varios ministros de su gabinete, el intendente municipal, delegaciones extranjeras y toda la aristocracia local; la ópera elegida para la ocasión fue Aida, de Verdi.


La historia del Colón registra un nutrido anecdotario relacionado casi por entero con la actividad artística y con los intérpretes célebres que ocuparon su escenario.
Porque pueden contarse con los dedos las luminarias del arte lírico que no han pasado por el Colón. Cantantes como Enrico Caruso, Tito Schipa, Beniamino Gigli, Lily Pons o María Callas, directores como Arturo Toscanini, ejecutantes como Jascha Heifetz, y otros talentos de fama mundial dieron brillo a sus veladas y lo convirtieron en peldaño imprescindible para la consagración internacional. Paralelamente se iban formando músicos, escenógrafos, cantantes, bailarines y directores de orquesta argentinos que también alcanzaron fama mundial.



En mayo de 1927 los micrófonos radiales transmitieron por primera vez una representación, hecho que señaló el comienzo de una labor tendiente a acercar la sala al gran público. Siete años después el teatro protagonizó una singular innovación, que nunca se volvió a repetir, el organizar bailes de carnaval.


La estructura física del coliseo, aunque exteriormente conserva su aspecto original, modernizó sus elementos técnicos y extendió por debajo de las calles adyacentes su laberíntico mundo interno; sumando a sus instalaciones una reproducción exacta del escenario y del foso de la orquesta, lo cual permite realizar más ensayos y aumentar las actividades. En todos los casos se trata de reformas y ampliaciones destinadas a seguir manteniendo vivo el prestigio universal del Colón, e intactas las particularidades que han hecho de él desde hace décadas el mayor centro musical argentino y latinoamericano.

Los datos corresponden a un artículo publicado en 1970.




Dimensiones físicas, características, ampliaciones y reformas del edificio

El edificio, en un estilo ecléctico propio de principios del siglo XX, abarca 8.202 metros cuadrados, de los cuales 5.006 corresponden al edificio central y 3.196 a dependencias bajo nivel del pasaje Arturo Toscanini (aledaño al edificio del teatro, paralelo a la calle Viamonte). La superficie total cubierta del edificio antiguo es de 37.884 metros cuadrados. Las ampliaciones realizadas posteriormente, sobre todo las de finales de la década de 1960 (arquitecto Mario Roberto Álvarez), sumaron 12.000 metros cuadrados, llevando la superficie total del Teato Colón a 58.000 metros cuadrados.


La sala principal, en forma de herradura, cumple con las normas más severas del teatro clásico italiano y francés. La planta está bordeada de palcos hasta el tercer piso. La herradura tiene 29,25 metros de diámetro menor, 32,65 metros de diámetro mayor y 28 metros de altura. Tiene una capacidad total de 2.478 localidades, pero también pueden presenciar los espectáculos alrededor de 500 personas de pie. La cúpula, de 318 metros cuadrados, poseía pinturas de Marcel Jambon, que se deterioraron en los años treinta. En la década de 1970 se decidió pintar nuevamente la cúpula y el trabajo le fue encargado al pintor argentino Raúl Soldi.



El escenario posee una inclinación de tres centímetros por metro y tiene 35,25 metros de ancho por 34,50 de profundidad, y 48 metros de altura. Posee un disco giratorio de 20,30 metros de diámetro que puede accionarse eléctricamente para girar en cualquier sentido y cambiar rápidamente las escenas. En 1988, se realizaron trabajos de modernización de la maquinaria escénica en el sector de las parrillas, con el fin de facilitar el manejo de los decorados y agilizar los cambios de escena.


El foso de la orquesta posee una capacidad para 120 músicos. Está tratado con cámara de resonancia y curvas especiales de reflexión del sonido. Estas condiciones, las proporciones arquitectónicas de la sala y la calidad de los materiales contribuyen a que el Teatro Colón tenga una acústica excepcional, reconocida mundialmente como una de las más perfectas.

http://www.teatrocolon.org.ar/index.php?id=historia

Actuaron compositores como Richard Strauss, Arthur Honegger, Igor Stravinsky, Paul Hindemith, Camille Saint-Saëns, Manuel de Falla, Aaron Copland, Krzysztof Penderecki, Gian-Carlo Menotti, Héctor Panizza, Juan José Castro, Gerardo Gandini y Mauricio Kagel. Diferentes generaciones de directores de orquesta se presentaron en nuestra sala como Arturo Toscanini, Erich Kleiber, Fritz Busch, Ernest Ansermet, Wilhelm Furtwängler, Herbert von Karajan, Tulio Serafin, Leonard Bernstein, Mstislav Rostropovich, Karl Böhm, Fernando Previtali, Lorin Maazel, Bernard Haitink, Zubin Mehta, Riccardo Muti, Kurt Masur, Michel Corboz, Riccardo Chailly, Sir Simon Rattle, Claudio Abbado, René Jacobs y los argentinos Daniel Barenboim, Gabriel Garrido y Miguel Ángel Veltri, entre otros.


Entre los cantantes, la extensa lista incluye, entre miles, los tenores Enrico Caruso, Beniamino Gigli, Lauritz Melchior, Mario del Monaco, Richard Tucker, Wolfgang Windgassen, Alfredo Kraus, Plácido Domingo, José Carreras y Luciano Pavarotti; las sopranos Claudia Muzio, Lily Pons, Maria Callas, Renata Tebaldi, Kirsten Flagstad, Victoria de los Ángeles, Joan Sutherland, Birgit Nilsson, Montserrat Caballé, Eva Marton, Kiri Te Kanawa, Katia Ricciarelli, Mirella Freni, June Anderson y Renée Fleming; las mezzosopranos Fedora Barbieri, Marilyn Horne, Teresa Berganza, Christa Ludwig, Régine Crespin, Frederica von Stade, Waltraud Meier y Cecilia Bartoli; los barítonos Titta Ruffo, Leonard Warren, Hans Hotter, Cornell MacNeil, Hermann Prey, Sherrill Milnes, José van Dam, Dmitri Hvorostovsky; y los bajos Fedor Chaliapin, Borís Christoff, Ferruccio Furlanetto y Samuel Ramey.


También cantaron en el Colón artistas argentinos que han desarrollado una importante carrera internacional como Delia Rigal, Luis Lima, Raúl Giménez, Ana María González, Renato Cesari, Ricardo Cassinelli, Gian-Piero Mastromei, Ángel Mattiello, Carlo Cossutta, Carlos Guichandut, Cecilia Díaz, Paula Almerares, Marcelo Álvarez, José Cura, Darío Volonté y Virginia Tola.

Entre las primeras figuras de la danza que bailaron en el Teatro Colón se destacan Anna Pavlova, Vaslav Nijinsky, Rudolf Nureyev, Alicia Alonso, Maia Plissetskaya, Margot Fonteyn, Mijail Barishnikov, Vladimir Vassiliev, Antonio Gades y los argentinos María Ruanova, Olga Ferri, Michel Borovsky, José Neglia, Norma Fontenla, Wasil Tupin, Esmeralda Agloglia, Jorge Donn, Julio Bocca, Maximiliano Guerra y Paloma Herrera.

En las temporadas líricas, trabajaron prestigiosos régisseurs como Ernst Poettgen, Margarita Wallmann, Otto Erhart, Cecilio Madanes, Roberto Oswald, Jorge Lavelli, Gilbert Defló, Nicolas Joel, Pier Luigi Pizzi y Hugo de Ana, junto a destacados escenógrafos y figurinistas como Nicolas Benois, Paul Walter, Aníbal Lapiz, José Luciano Varona, Raúl Soldi, Guillermo Roux, Ezio Frigerio, Franca Squarciapino y Graciela Galán. También las principales orquestas del mundo actuaron en el Teatro Colón, como por ejemplo la Filarmónica de Viena, la Sinfónica de Filadelfia, la Sinfónica de Nueva York, la Filarmónica de Berlín y la Philarmonia de Londres. Destacados solistas instrumentales se lucieron en su escenario, como Martha Argerich, Alfred Brendel, Paco De Lucía, Antonio De Raco, Nelson Freire, Bruno Gelber, Friedrich Gulda, Gidon Kremer, Alberto Lysy, David Oistrakh, Manuel Rego, Narciso Yepes, Itzhak Perlman, Midori, Yo-Yo Ma, Pinchas Zukerman, Mstislav Rostropovich, Ralph Votapek y Misha Maiski

http://www.teatrocolon.org.ar/index.php?id=historia2


Historia y actualidad del teatro Colón, también en:

http://es.wikipedia.org/wiki/Teatro_Col%C3%B3n_(Argentina)



sábado, 5 de junio de 2010

Primer intento de colonia agrícola en Buenos Aires.


Pintura de Angel Della Valle
Buenos Aires (1852-1903)



Cuentan que en aquella Buenos Aires de principios del 1800 la llanura bonaerense era propiedad exclusiva de las vacas que vagaban a su antojo. Si se exceptúa un intento fracasado de Bernardino Rivadavia, el primer proyecto de radicar agricultores en la provincia de Buenos Aires se realizó en 1856, cuando el gobierno aceptó la propuesta de un coronel y conde italiano, Silvino Olivieri, para fundar una colonia agrícola-militar en tierras cercanas a Bahía Blanca.

Así nació "Nueva Roma", en un valle ubicado a tres días de viaje de Salinas Grandes, capital del imperio pampa del cacique Calfucurá, y a escasos kilómetros del futuro puerto de Bahía Blanca.

Según un mensaje que el Poder Ejecutivo provincial diera a conocer en la época,
"la legión agrícola consta de seiscientos individuos y se halla provista de todos los elementos que son necesarios para la pelea, para el trabajo y para el bienestar del soldado". Pero el gobierno no había contado con la severidad del coronel Olivieri.

El régimen de trabajo impuesto fue tan estricto que no tardó en provocar el descontento de los colonos-soldados. Dominada la primera rebelión, el jefe de la colonia se limitó a tomar prisioneros a los cabecillas y enviarlos a Buenos Aires. Sin embargo, a partir de entonces empleó métodos más terminantes.

De esa manera, el segundo intento fue reprimido violentamente, y los dieciséis sargentos que lo encabezaron, encadenados en el fondo de una caverna cercana. El rumor de que serían ajusticiados provocó el alzamiento de toda la legión.
Simulando un ataque indio, los insurrectos atrajeron a Olivieri y su estado mayor a un descampado donde los asesinaron. Fue, por supuesto, el fin de la experiencia.

Dispersados los miembros de la legión agrícola, el cacique Calfucurá prendió fuego al rancherío. Veintitrés años después, cuando las tropas de Roca acamparon en las cercanías, las vacas habían vuelto a pastar libremente en "Nueva Roma".


HOMBRES Y HECHOS
EN LA HISTORIA ARGENTINA