lunes, 10 de noviembre de 2008

"EL LOCO DE LOS HUESOS"



Oriundo de Luján, donde pasó su niñez y practicó sus primeros buceos paleontológicos,
Florentino Ameghino fue una de las personalidades científicas más descollantes de la Argentina en el siglo pasado.

Nacío en 1854 y era adolescente aún cuando los muchachos de su edad lo apodaron "el loco de los huesos" por su inveterada costumbre de hurgar con pico y pala las cercanías del río Luján en busca de restos fósiles.

A los 20 años reunió en un folleto varias observaciones acerca del origen del hombre americano, y tiempo después abandonó su puesto de maestro en la localidad de Mercedes para trasladarse primero al Uruguay y después a Europa.
Allí recorrió los principales museos de ciencias naturales y se vinculó con paleontólogos y célebres, deslumbrándolos con la colección que había formado.
Sin embargo, tuvo que desprenderse después de algunas de sus piezas, para poder editar La formación pampeana, Los mamíferos fósiles de América Meridional y la antigüedad del hombre en el Plata.

Cuando regresó a la Argentina, a mediados de 1881, instaló en La Plata su célebre librería "El glyptodón", para ganarse el sustento, y continúo sus trabajos, en los que colaboraba incansablemente su hermano Carlos, que recorrió todo el país haciendo excavaciones y proveyendo así a Florentino de material para sus estudios.

Entre ambos reunieron la colección de mamíferos fósiles del cuaternario pampeano más completa del mundo, que se exhibe actualmente en La Plata.

La monumental Contribución al conocimiento de los mamíferos fósiles de la República Argentina, de 1889, le valió la medalla de oro en la Exposición Universal de París, también Filogenia, principios de clasificación transformista basados sobre leyes naturales y proporciones matemáticas, que lo ubicó entre las pocas figuras mundiales del enfoque paleontológico de la biología evolutiva. En palabras de Domingo Faustino Sarmiento, Ameghino era entonces, un paisano de Mercedes que aquí nadie conoce, pero que es admirado por los sabios del mundo entero.

Cierra esta etapa de su vida en 1906 con Formaciones sedimentarias del Cretáceo Superior y del Terciario de Patagonia, una obra de síntesis que no se limita a las descripciones, sino que plantea hipótesis sobre la evolución de los diversos mamíferos y analiza las distintas capas de la corteza terrestre y sus posibles edades.

Finalmente, entre 1907 y 1911, vuelve Ameghino a su primitiva dedicación: el hombre fósil, las descripciones de los primeros habitantes, sus industrias y culturas.

Impresiona el volumen que alcanzaron sus publicaciones en los 57 años que vivió. En una recopilación, publicada como Obras Completas, se cuentan 24 volúmenes de entre 700 y 800 páginas cada uno, que contienen clasificaciones, estudios, comparaciones y descripciones de más de 9000 animales extinguidos, muchos de ellos descubiertos por él. Tal importante era este catálogo en relación con la cantidad total de mamíferos extinguidos conocidos en el mundo entero, que científicos de América y Europa viajaban a la Argentina a conocer la colección de Ameghino, escépticos y curiosos, para rendirse por fin, ante la evidencia de la verdad y el genio del naturalista.

La antigüedad del hombre en el Plata y Los Mamíferos fósiles en la América Meridional, que se traduciría más tarde al francés, fueron publicadas en 1878.

En 1884 publicó ''Filogenia'', una obra teórica en la que desarrolla su concepción evolucionista, de neto corte lamarckiano, y propicia, con intuición precursora, la fundación de una taxonomía zoológica de fundamentos matemáticos.


En 1902, con su nombramiento como director del museo local, culminó una labor que, entre otras cosas, lo había llevado a fundar el Museo de Antropología y Zoología de la Universidad de Córdoba y a difundir su especialidad desde las cátedras.

Al morir, en 1911, dejó un valiosísimo legado científico: a lo largo de sus 57 años de vida había descubierto más de mil especies paleontológicas, formulado leyes matemáticas sobre la evolución natural, planteado hipótesis sobre el origen del hombre, además de haber escrito diez voluminosos tratados y 170 monografías.


Varias localidades argentinas llevan el nombre de Florentino Ameghino, así como diversos establecimientos educacionales en todo el país, bibliotecas y museos, plazas y parques en distintas localidades, el vivero municipal de la ciudad de Miramar, calles en la mayoría de las ciudades argentinas y hasta un dique en la Patagonia.